CALDERÓN DE LA BARCA



Hoy quiero contaros una anécdota preciosa que distingue perfectamente lo que significa querer ser poeta y ser poeta. Éste era poeta porque su madre así lo parió. Si no, lean:

Cuando Pedro Calderón de la Barca –genial dramaturgo del Siglo de Oro español, autor de La vida es sueño- estaba ya avanzado en años, tenía la obligación de ir todas las mañanas a decir misa a la iglesia de San Salvador. Debido a su lento caminar, solía llegar siempre tarde… y el sacristán, que era un hombre bastante propenso a refunfuñar, le reñía constantemente.
Uno de aquellos días Calderón llegó especialmente tarde, y el sacristán la emprendió con él: que si los fieles ya llevaban mucho rato esperando, que esos abusos no podían tolerarse, que si andaba despacio tenía que levantarse más temprano…
Don Pedro no contestó y comenzó a vestirse para la Eucaristía. Al ponerse el alba, que estaba ya muy usada, se hizo un rasgón y el poeta exclamó sonriendo:
- ¡Hombre, ¡cómo me dices que vengo tarde… si vengo a romper el alba!

Lo dicho, un poeta.

Comentarios

Marta ha dicho que…
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,

Me alegra verle mas animado.

Un abrazo
Jesus Dominguez ha dicho que…
Gracias de nuevo, Marta. Es un placer y un honor verle por mi blog.

Quizás vire el barco unos grados hacia otros mares en próximos poemas.

Un saludo cariñoso.
Anónimo ha dicho que…
Buenos días...

Absolutamente sorprendida por tu comentario en un blog que... ¡cielos!! hace taaaaaaaanto tiempo que di por terminado y casi casi olvidado, me acerco a tu espacio... y qué veo??: MARAVILLAS...

Gracias por deternete en mi corto tiempo de maruja... mil gracias.

No obstante, ahora ya, muy lejos de ser esa persona que se pasaba las horas pensando "¿por qué?", he abierto otros blogs... otros momentos... otros pensamientos y deseos.

Un placer.
In_sanna

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