A VECES LA VIDA... QUE DECÍA SERRAT

A veces uno se levanta sabiendo lo que tiene y sonríe. El día parece mejor de lo que es y uno es más fuerte y más alto. A veces basta con chasquear los dedos para que la casa se recoja sola y las luces se apaguen, se descorra la cortina y entre un sol maravilloso inundándolo todo, no de amarillo, sino de azul, casi blanco. Uno siente que ya no le duelen las piernas, ve mejor de lo que ve y las canas han desaparecido. A veces, y esto ocurre menos de lo deseado, se mueve uno con agilidad felina, coge el teléfono a la primera llamada y ésta porta una gran noticia. Va uno a tirar la basura, que desprende aromas marinos, y se cruza con la vecina que, coqueta ella, se atusa el pelo, y tiene hoy los senos mayores que ayer (esto va por Fernando) y los labios mordidos. El gato que habita en los contenedores lleva hoy pajarita de colores y nos guiña un ojo al paso frotando los cubiertos. Se vuelve uno sin querer ni poder evitar la sonrisa que le humedece las tetillas de las orejas y más que andar levita. La llave del portal se atina a la primera y resulta que la puerta no pesa un quintal sino que es ligera como las pestañas de mi hijo Lucas. A veces da gusto estar vivo, entrar por la ventana, vestirse del revés, trabarse la lengua, cantar… Mi hijo Jesús dice: La vida está difícil pero es bonita, y su tío Quino ríe y su abuela Loli babea y entonces alguien repite: ¿Cómo está la vida, Jesús? ¿Jesús?... La familia es un drago milenario o un bao-bab de aquellos de El Principito. La familia es algo grande que a veces a uno le alegra la vida por el mero hecho de existir y tenerla cerca. Yo estoy ahora haciendo la mía y eso, queramos o no, desplaza y crece y desplaza más. Mañana mis hijos harán la suya y yo esperaré al otro lado del teléfono una llamada cariñosa, harto de artrosis reumatoides y anemias afectivas y seguiré entendiendo y aprendiendo realidades presentes. Pero hoy tengo un día irrompible en las manos y me lo han regalado ellos, mi familia, teñido de recuerdos que nada tienen que ver con el sepia de las fotos antiguas. Mis hermanos son mis hermanos y lo serán siempre. Mis padres mis héroes aunque no sean inmortales. A veces, mi mujer es la mujer más increíble sobre la faz de la tierra, mi casa un palacio, mis manos poetas y mis hijos los dueños del mundo. A veces, solo esto último es verdad y yo me acuesto queriendo tener más tiempo para estar con ellos. A veces estoy joven y quiero salir corriendo y pegarle duro a la pelota, otra vez. A veces pienso que todo es tan milagroso a nuestro alrededor que es imposible darse cuenta y no ser feliz. Espero ser capaz de hacerles entender a mis hijos, algún día, todo este batiburrillo de ideas, sin que piensen que su padre es un pobre loco… sin que se den cuenta, quiero decir.

Comentarios

Ligia ha dicho que…
Seguro que cuando lo lean, algún día, te entenderán perfectamente. Abrazos
Unknown ha dicho que…
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