LO INCONCLUSO
Desde el siempre interesante muro
de Concha Caballero contemplo una recreación digital de La Sagrada Familia de
Gaudí finalizada. Una consumación informática de esta obra que el gran artista
catalán no pudo acabar. Entonces no he podido evitar pensar en lo inconcluso.
Lo perturbador de todo aquello que se nos queda a medias, como aquel
“Prisionero despertando” de Miguel Ángel. Lo que dejamos a un lado, sabiendo
que no le hemos extraído todo cuánto lleva, nos persigue toda la vida. Aquel
proyecto que abandonamos por falta de presupuesto, aquella novela que no
conseguimos continuar por escasez de tiempo o aquel romance que cesó porque
ella o él se fue o alguien o algo nos obligó a dejarlo. Esas historia nos
visitan por la noche como un fantasma atrapado en un palacete decimonónico.
Hacen crujir los artesonados, percuten las paredes y tumban los retratos cuando
la madrugada se nos desvela y pensamos en qué hubiera podido pasar si ella no
se hubiera ido o si él hubiera sido más valiente para seguir a nuestro lado. Y
todo porque se nos quedó un beso asomado en los labios que no tiene intenciones
de morirse nunca. A veces, creemos en la superación de estos fenómenos
espectrales porque se ausentan prolongadamente hasta que el destino decide, sin
permiso alguno, por supuesto, devolver a estas personas a nuestra vidas, en el
ámbito laboral, social, geográfico o vaya usted a saber qué caprichosa
serendipia. Entonces lo que era claro se torna duda, lo evidente turbio y lo
correcto interpretable… la rutina emoción, lo maduro pueril, lo lógico salvaje.
Pero solo las mentes claras de amores honestos dilucidan el disfraz de la
querencia popular a creer que cualquier tiempo pasado fue mejor o como decía
Serrat “… no hay nada más bello que lo que nunca he tenido, nada más amado que
lo perdí…”
Comentarios