HOY VOY A PEDIRTE ALGO
Hoy quiero que me des algo. Algo
importante. Algo para siempre. Algo que sólo tú puedes darme y que sólo de ti
lo quiero. Algo imprescindible para dar el primer paso, y el segundo, y el
tercero. No dudes de que lo portas. No dudes de que es tuyo. Pero yo lo quiero.
Lo quiero y lo necesito a partes iguales. No voy a suplicarte por ello, ten
esto bien claro. Debes dármelo sin ningún esfuerzo, sin sacrificios inventados
por ningún poeta muerto. Debes dármelo como se da un abrazo, honestamente; Como
un saludo, a diario; Como una dádiva, sin esperar nada a cambio. Tranquila,
nunca osaría pedirte lo que no tienes ni nada que vaya a suponer cambiar tu
vida, o eso espero. Hoy voy a pedirte algo con lo que hemos nacido y que se nos
ha arrebatado. Algo que me va a permitir seguir creciendo, ya sea o no contigo.
Algo sin lo cual cada minuto de esta noble existencia perdería el sentido. Algo
que nos hace grande cuando lo tenemos e inmensos cuando lo damos. Sí, te lo
estoy pidiendo a ti, no mires a otro lado. A ti, que pasas por mi vida sin intenciones
o con ellas, por casualidad o pretensión. A ti te lo estoy pidiendo, frutero o abogado, maestro o camarero,
hermano o proscrito, analfabeto o adivino, cuentista o banquero, político o
enamorado, mecenas o sacerdote, hoy y para siempre quiero que me des lo más
grande que tenemos, la verdad.
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