LA FE
Acabo
de colgar el teléfono. He estado conversando con un amigo al que siempre acabo
escuchándolo hablar de religión. Me fascina la pasión con la que defiende su
doctrina, su visión moderna del sentido religioso y sus deberes. Hoy se ha
concentrado en defender la fe como algo divino. Lo poco que he dicho a mi
interlocutor es que hace mucho que no tengo fe en Dios. Que mi educación y la
cultura socioambiental me mantienen en una especie de purgatorio, en una tierra
de nadie, de razonar la lógica negación y sentir la duda. He ahí la clave, me
dijo, razonar frente a sentir. Y volvió a explicarme los poderes y argumentos
de la fe cristiana. En esta segunda explicación llegué a la conclusión de que
mi fe está absolutamente viva, aunque no exactamente en Dios. Un día me
enamoré, no acierto a decir cuando. Y ella también se enamoró, probablemente en
días distintos.
Y
desde entonces ambos creímos ciegamente en el otro. Me contó su vida y la di
por cierta. Le conté la mía y la creyó. Le dije lo que sentía y entonces lo
sintió conmigo. Me dijo que la siguiera y lo hice. Nos dimos la mano y luego
los labios y después todo lo demás. Todo, absolutamente todo cuanto tuvimos fue
abandonado en un puñado de ropa. Y tocamos el cielo. No necesitamos nada más
que el uno al otro. Nadie ni nada obligó a aquellos dos extraños a quererse
para siempre. Para siempre es cada día, por supuesto. Ya hemos caminado mucho
por el desierto. Hemos esquivado tentaciones, sin duda. Hemos sufrido el dedo
acusador y hemos amagado con tirar la primera piedra. También hemos realizado
varios milagros, se me ocurren dos ahora mismo. Y aún hoy, varios años después de
la primera aparición, cuando sale de casa se que volverá, aunque no tiene por
qué y es libre de no hacerlo. Y aún hoy, cuando salgo de casa, solo pienso en
volver.
Si
eso no es fe y sentido religioso… que venga Dios y lo vea.
Comentarios
es Divino el blog y cada publicacion!!!
Soy fans de este blog, siempre lo leo!
Felicitaciones!!!
abrazo