LA NOCHE DE REMEDIOS ARIZA (1ª parte)

Llevaba varios días temiendo la llegada del tres de septiembre. Una noche de alcohol y confesiones, Suso Guevara me habló de ella, y ese fatídico día de cada implacable año se cumple el aniversario de su fallecimiento. Remedios Ariza fue la mujer de su vida. Con ella pasó los mejores años de su pobre historia y sólo a su lado supo dónde estaba y adónde iba. Suso ha estado con innumerables mujeres pero únicamente Remedios Ariza fue capaz de enamorarlo. Por ello, cuando se aproximaba aquel día, rumiaba alguna posible idea para distraerlo. Esperaba inocentemente que, tal vez, después de más de veinte años de su pérdida, no zozobrara en el recuerdo o incluso se le pasara la fecha sin percatarse. Hay que tener en cuenta que Suso no sabe en que día vive. No hay calendarios en su casa y nunca lleva reloj. Le basta con saber si es de día o de noche, dice. Pero, extrañamente, cuando se acerca la fecha señalada, su ánimo se va marchitando como si llevara insertada una batería emocional de trescientos sesenta y cinco días de vida y cada año hubiera que recargarla para sentirla apagarse una y otra vez en su inclemente ciclo anual. Así pues, su ánimo descendía sin remedio a finales de agosto, y yo no era capaz de alentar una leve mueca de alegría en su sancionado rostro. Llegado el día, Suso me pidió que me vistiera de etiqueta. Me extrañó, pero no quise preguntar por qué y, la verdad es que aún me extrañó más la hora de la cita: las tres de la madrugada. Cuando llegué estaba impecable. Llevaba un traje de alpaca negro con un clavel blanco en la solapa. Camisa blanca almidonada. Un pañuelo de seda pulcramente anudado al cuello. Un par de zapatos oscuros tan lustrados que casi reflejaban la luz de la luna. Me pareció más alto y más delgado. El cabello tersado hacia atrás como la capota elegantemente recogida de un Rolls&Royce. Las leves betas plateadas evocaban a las olas del mar. Por un momento creí estar inmerso en un film hollywoodiense de los años cincuenta. Me agradeció la presencia y sin mediar más palabra paró un taxi con un gesto finamente varonil.

- Al cementerio de San Fernando, por favor.


Continuará...

Comentarios

SIL ha dicho que…
A las tres de la mañana vestido de etiqueta, pidiendo la compañía de un testigo y rumbo al cementerio ????

Vaya si promete tu historia...
Estaré atenta.
Un placer leer tu relato, Jesús.
BESO.
vuelo de hada... ha dicho que…
Que interesante, la verdad es que entiendo perfectamente que cuando se AMA intensamente , de verdad y se pierde a ese ser, es imposbible reponerse, ni el tiempo, ni nada podra borrar ese sentimiento de eso estoy segura.
Historia que irremediablemente seguiré.
Un abrazo
Gizela ha dicho que…
Hola Jesus.
Promete la historia.
Estaré al pendiente.
Un beso y linda semana.
Gizz
pepa mas gisbert ha dicho que…
No se necesitan calendarios ni relojes para los recuerdos imborrables.

Saludos, a la espera de continuación
Liz Marin ha dicho que…
hola quiero agradecerte tu visita e invitarte a q pases cuando te apetezca a pasar un poco de miedo con nosotros jejejejeej la historia de remedios pinta muy bien a ver donde va a esas horas y al cementerio....

besitosssss
gla. ha dicho que…
Espero impaciente la parte que sigue...
No podes dejarme asi...con la incognita...
Anónimo ha dicho que…
Mmmmm, interesante ese 'continuará'....
soño ha dicho que…
Muchas gracias por visitar el blog ;)

A ver que pasa con la historia, intrigada me tienes
Mariano De María ha dicho que…
¡Y ahora quiero la segunda parte!

Además quiero conocer mas avatares de Suso.

Un abrazo !
Dema.-

¡Cerca de la Revolución!, un programa de humor
Micaela ha dicho que…
Interesante historia, a ver como sigue. Uno se queda con el alma en un puño. Besos.
Hola, Jesús...

Muy bueno tu relato, queda uno muy conectado esperando la próxima entrega, para conocer el final de una historia sin tiempo en el calendario para Suso, el poeta y protagonista.

Cordial Saludo.
Tara ha dicho que…
siempre he pensado que esa es la mejor manera de presentarse en un cementerio, de etiqueta y con el mejor semplante...
Lucía ha dicho que…
Muchas gracias por tu visita.
Un abrazo.
dianastrocyte ha dicho que…
¡2da, 2da, 2da, 2da, 2da, 2da!

¡Vamos!¡Vamos!¡Ya saca la segunda!

Saludos, por cierto :D
Mae ha dicho que…
uff, vengo por primera vez y me encuentro con ésta historia... ahora tengo ganas de saber el final...

Perder a alguien que se quiere es duro, muy duro, y se que nunca se olvida esa fecha, al igual que a tu amigo...
Solo que, cada año, se recibe ese día de forma diferente.

Por cierto... en el cementerio de San Fernando está enterrado Camarón porque una vez entré, por unos familiares que hay allí y me encontré de casualidad con ese peaso de panteón.
un saludo.

(te abro link en mi blog si no te molesta)
Tesa Medina ha dicho que…
Hay personas que pasan por nuestra vida y son irremplazables, Suso lo sabe. No importa cuanto tiempo haya transcurrido.

Todos deberíamos tener al menos una vez en la vida una gran pasión.

Seguiré tu historia, Jesús.

Besos,
edetre ha dicho que…
Me intrigó la historia... ¿Para cuándo la siguiente parte?

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Qué historia tan interesante. Y qué versátil es Suso cuando la ocasión lo requiere. Estoy deseando leer la siguiente parte.

Un abrazo, Isabel.


PD: ¿Tenés un hijo? ¡Qué encanto! Sólo un padre puede tratar así a las palabras.
Ka-tica ha dicho que…
empece de atras pa'lante!!!
pero no importa... esta genial de todos modos...
sabes que nos vamos a enganchar? verdad?
tenemos una curiosodad mundial sobre como manejan las emociones los hombres, y La Noche de Remedios Ariza, al parecer encauza tambien por esos rumbos!
=) Un besote Jesus que estes pura vida!!!!

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