Ir al contenido principal

Destacados

LA CORRIENTE

Probablemente me dejaría llevar con ellos. Supongo que no lo dudaría. Entiendo que el corazón tiraría de mí, soltaría mis manos y lucharía por alcanzarlos. Sin pensar si quiera que tal vez fuera imposible, daría igual, porque si no fuera con ellos, ¿qué haría? ¿qué sentido tendría todo cuanto soy, todo cuanto hago o pienso? ¿Qué más daría firmar la defunción de todas mis historias si la corriente los lleva? ¡Qué dolor, madre mía! ¡qué dolor más grande! Y cuando llegara el momento de rendirse y entregarse a la corriente sería soportando la culpa de no haber sido capaz de protegerlos, de asirlos debidamente, de retener sus cuerpos junto al mío. Así que, ¿qué más daría la muerte? ¿qué iba a importar ya el tiempo? ¿qué razón quedaría viva? Casi no soporto imaginarlo, no creo que pudiera vivirlo. Ese hombre abrazado al tronco de un árbol viendo como la corriente le arrebata a sus hijos…

Tomando el fresquito.


Entre morirme pronto y bien
y morirme mal y tarde
me quedo contigo pensando
si me dejé o te dejaste.

Si te viniste o me vine
a vivir acompañado.
Entre pasar hambre y comer,
avejentar solo no es sano.

Entre violetas y cardos
y besos de madrugada,
yo mirando de reojos
entre Sevilla y Triana.

¡Hay que ver como se ha puesto
la niña de Mari Carmen!
¡Ay… si veinte años menos…!
¡Ay… qué mentira más grande!

-Paco,
¿te acuerdas de cuando yo estaba
así de fina y de moza?
¡Ay… cuando tú me mirabas
como lo haces ahora!

- Mari,
ya no es hora de más calle,
mete las sillas pa´dentro-
son muchos años viviendo
y se está yendo la tarde.

Comentarios

Entradas populares