LAS MISERIAS DEL LENGUAJE
Ayer me llamó Suso Guevara. Era de mañana, pero algo tarde, no me apetecía nada saludar al mundo, al mundo de fuera. Era uno de esos días en los que lo único que deseas es aniquilar el tiempo tirado en el sofá, leyendo y dándole vueltas a mi esquizofrénica calabaza. Pero lo cierto es que su insistente invitación a una barbacoa unida a mis inexistentes ganas de hacerme de comer me animó a vestirme y acudir.
Cuando salí por la puerta del bloque olía a romero. Estuvo lloviendo toda la noche y la humedad aún yacía en el aire. Llegué a su casa y pronto intuí que yo era el único invitado. Abrió la puerta y pregunté:
- Estamos solos ¿verdad?
- ¿Cómo vamos a estar juntos y solos a la vez?, dijo con su ironía habitual.
Es cierto, es una de esas quimeras socráticas que tiene el lenguaje. Y empezamos a divagar sobre el mismo.
Aquella noche Suso no había dormido nada. Intentaba inventar un término que significara más que “solo” y no lo conseguía. Decía: “Estoy solo” y no sentía el peso yunquero de las palabras sobre su verdadera y desértica soledad. Recordé entonces aquella cita de Miguel de Unamuno: “La lengua no es la envoltura del pensamiento sino el pensamiento mismo”. Suso se enojó.
El único lenguaje que está cerca del pensamiento profundo y menos lejos del sentimiento real es el lenguaje poético. El poeta pelea a diario por encontrarse con un verso que duela por su realidad, por lo tangible del mismo. Si llega, entonces nos sentimos así como Santo Tomás acercando su mano a las heridas de Cristo. Rozando los dedos por lo abrupto de la piel y sintiendo que el mar se arrima a los ojos entre pestañas de arena. Suso empieza a reclamar a los difuntos del castellano, el alemán, el inglés… Habla de la profesión lasciva de la madre de todas las palabras. Empieza a enrojecer; su cuello se convierte en un nido de serpientes trepadoras; los ojos se le escapan; lanza la paleta de la barbacoa contra el suelo y la pisa repetidas veces hasta que se cansa (por suerte no está en muy buena forma). Entonces, entre jadeos bronquiales desacelerados, se calma. Entra de nuevo en la casa y vuelve con un aparato de radio. Lo enciende. Sintoniza hasta que encuentra música clásica. Suena el preludio de la Suite nº 1 G mayor BWV 1007 para chelo, de Bach. Se sienta.
Pasados unos segundos cierra los ojos y una lágrima se le escapa.
Huele a quemado, pero no importa.
Al final, no me libré de cocinar y encima tuve que hacerlo para dos.
Cuando salí por la puerta del bloque olía a romero. Estuvo lloviendo toda la noche y la humedad aún yacía en el aire. Llegué a su casa y pronto intuí que yo era el único invitado. Abrió la puerta y pregunté:
- Estamos solos ¿verdad?
- ¿Cómo vamos a estar juntos y solos a la vez?, dijo con su ironía habitual.
Es cierto, es una de esas quimeras socráticas que tiene el lenguaje. Y empezamos a divagar sobre el mismo.
Aquella noche Suso no había dormido nada. Intentaba inventar un término que significara más que “solo” y no lo conseguía. Decía: “Estoy solo” y no sentía el peso yunquero de las palabras sobre su verdadera y desértica soledad. Recordé entonces aquella cita de Miguel de Unamuno: “La lengua no es la envoltura del pensamiento sino el pensamiento mismo”. Suso se enojó.
El único lenguaje que está cerca del pensamiento profundo y menos lejos del sentimiento real es el lenguaje poético. El poeta pelea a diario por encontrarse con un verso que duela por su realidad, por lo tangible del mismo. Si llega, entonces nos sentimos así como Santo Tomás acercando su mano a las heridas de Cristo. Rozando los dedos por lo abrupto de la piel y sintiendo que el mar se arrima a los ojos entre pestañas de arena. Suso empieza a reclamar a los difuntos del castellano, el alemán, el inglés… Habla de la profesión lasciva de la madre de todas las palabras. Empieza a enrojecer; su cuello se convierte en un nido de serpientes trepadoras; los ojos se le escapan; lanza la paleta de la barbacoa contra el suelo y la pisa repetidas veces hasta que se cansa (por suerte no está en muy buena forma). Entonces, entre jadeos bronquiales desacelerados, se calma. Entra de nuevo en la casa y vuelve con un aparato de radio. Lo enciende. Sintoniza hasta que encuentra música clásica. Suena el preludio de la Suite nº 1 G mayor BWV 1007 para chelo, de Bach. Se sienta.
Pasados unos segundos cierra los ojos y una lágrima se le escapa.
Huele a quemado, pero no importa.
Al final, no me libré de cocinar y encima tuve que hacerlo para dos.
Comentarios
Es complejo, ese equilibrio entre la palabra y los silencios, que son palabras de otra clase.
Espero que la comida haya quedado
para dejarles verdaderamente "mudos" :)
Y démosle chance a las palabras, esas que hacen poesía de un simple plato de sopa... o de un beso comprensivo.
Un abrazo desde buenos Aires ♥
saludos
gracias por visitar mi blogcito
=D
jejeje me gusto tu espacio, tu forma de escribir es muy buena
pasare por aqui mas seguido
byE
Hasta la belleza de los poemas salieron a flote, las palabras y las citas, como que a veces no son bien recibidas.
Era toda una maquinación, para atrapar al invitado, que al parecer es algo escurridizo.
Pero al que no le gusta la sopa, pues dos platos.
Después de querer estar en la casa, relajado, sin estrés, si hacer anda, termino cocinado para dos, y tratando de soportar una cita obligada.
Saludos
Y cuando lo haces para mas de uno, es lindo.
Por lo del lenguaje pues bueno ahi si no se jajaja.
Besos y gracias por pasar por mi blogg!!!
Ana
Besos
mar
Me he aventurado a iniciar un blog, lo veo complicado y a veces me dejo la paciencia en casa, pero parece que voy controlando. El fotolog aún lo toco de vez en cuando.
Ojalá todo te vaya fenomenal, ya me cuentas :) Un abrazo.
Práxedes
Y es cierto, que martirio el del poeta para encontrar la palabras que tenga el color, olor, sonido y alma que tiene su interior martirio, por encontrarla
Un abrazo
Gizz
La intemperie quedó atrás.
Besos, Monique.
Saludos
Besoo
un beso
Tratar de explicar soledad con otra palabra, es como tratar de encontrar otra palabra para amor, una que signifique mas que eso... Dificil no?
Encantada de visitarte. Saludos.
Saludos Argentinos
GRacias por pasar por mi blogg, muy poco poético por cierto!
tremendos saludos para ti.
Así es la soledad de muchos.
Caricias.
¿CUANTAS VECES LAS PALABRAS NO ALCANZAN?,
ES ENTONCES CUANDO SE UTILIZAN EN ECUACIONES, EN OPERACIONES QUE DAN POR RESULTADO PODEROSAS IMÁGENES POETICAS.
mE HA GUSTADO "LAS MISERIAS DEL lENGUAJE"
sALUDOS
UN VERDADERO ELOGIO
BESOS
MILES
KLAU ♥
Me deja un sabor triste Suso.
No sé por qué.
Quizás por la impotencia.
Sentir su impotencia al no encontrar la palabra.
Los que trabajamos con ella sabemos cómo se siente cuando no la encontramos.
En mis enlaces está el blog de Miguel Marcotrigiano, poeta venezolano.
Su última entrada es una reflexión acerca del tema.
Creo que te gustaría mucho leerla.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.