EMPATÍA
Esta semana he visto a varias personas recoger las heces de sus mascotas en plena calle sin sentirse observados o amenazados de sanción municipal. Mientras conducía por un camino estrecho, un señor que conducía en sentido contrario al mío se apartó en un recodo y me hizo indicaciones, cediéndome el paso. En la frutería, una chica joven me llamó cuando ya me marchaba. Cuando me di la vuelta se dirigía hacía mí con una moneda de 20 céntimos en la mano que se me había caído sin percatarme de ello. Mi hijo adolescente me ha pedido perdón esta mañana por retrasarse unos minutos la noche anterior. Hoy nadie ha llamado a mi teléfono a la hora de la siesta. Cuando iba a tirar la basura con bolsas en ambas manos, un vecino ha destapado el contenedor ante mí para que pudiera introducir la basura sin dificultad.
La empatía se ha mostrado ante mí con una sonrisa en los labios y yo le he devuelto la mueca con regocijo. Compartir es la mayor experiencia que se me ocurre. Tengo poco y de escasa cuantía. Apenas se me ocurre que escribir es lo menos vulgar de todo cuanto soy. Nadie me debe nada, ni si quiera dinero. Así que todo cuanto recibo es bienvenido y todo cuanto doy es de corazón.
La empatía nos vuelve daltónicos a todos y debe ser de un color anaranjado porque nos cuesta distinguirla entre tanto mal gesto y denostada educación.
Gracias a todo aquel que me devuelve una sonrisa, un saludo o un gesto agradable. Gracias a todos los que todavía dan las gracias, dicen por favor y piden disculpas. Gracias a los que caminan con una sonrisa en el rostro, los que ayudan sin esperar nada a cambio, los que comparten porque sí, los que piensan en cómo puede afectar a los demás antes de hacer cualquier cosa. Gracias a todos ellos porque hacen de este mundo un lugar mejor.
Comentarios
Saludos
Mi abrazo entrañable y feliz semana
Gracias, Soñadora
Un abrazo!
Un abrazo.
Un abrazo.