Calle de Villanueva

La blancura de tus montes habitados
deja a un lado ese ejército
de menudos retorcidos
que envenenan de locura
el calor de mis latidos.
Y entre tanto y tanto anhelo...
¡ay, tus vinos!
Me gustas cuando eres sombra
Una alfombra de adoquines centenarios
me conduce por tus sueños,
por la luz de tus tejados,
por la fuerza de tus casas,
por la estirpe del pasado,
por el secreto que guardas
a lo largo de tus años.
Me gustas cuando eres altanera
y colonizan tus aceras con la gloria
de largas noches de estío
ovillando tu memoria
como un bocoy de hilo,
y entre tanta y tanta historia...
¡ay, tus vinos!
Me gustas cuando eres silenciosa.
Tienes puertas de mutismos y afonías
que se abren desde siglos,
hay tabernas que tus guerras
las inundaron de... ¡ay, tus vinos!
y Santiago es tu paseo
y Dolores tu capricho.
Me gustas cuando eres madrugada,
cuando el trasiego del día
te convierte en almohada,
cuando ves robar los besos,
cuando hueles a la masa
del pan que está recién hecho.
Cuando no suenas a nada.
Me gustas como fuiste,
como eres, como seas,
como quiera que te llamen
en una esquina cualquiera.
Me gustas porque te quiero,
calle de Villanueva.
Este poema lo escribí para la caseta de “Viñanueva” en el año 2003. Desde entonces puede verse enmarcado cada principios de Septiembre en las paredes de este refugio vendimiador. Este año cumplieron 15 años de arte y categoría. Para ellos un fuerte abrazo.
Comentarios
Olé ahí las calles de mi pueblo!
Se me han puesto las carnes de gallina!
Un saludo, poeta!
1ª.
¿Por qué se añora y se echa de menos lo que está al alcance de la mano?
2ª.
¿Por qué, a medida que los poetas vais madurando se os entiende menos?
-Er Manué-
Esos paseos...
Kike