LA CORRIENTE
Probablemente me dejaría llevar con ellos. Supongo que no lo dudaría. Entiendo que el corazón tiraría de mí, soltaría mis manos y lucharía por alcanzarlos. Sin pensar si quiera que tal vez fuera imposible, daría igual, porque si no fuera con ellos, ¿qué haría? ¿qué sentido tendría todo cuanto soy, todo cuanto hago o pienso? ¿Qué más daría firmar la defunción de todas mis historias si la corriente los lleva? ¡Qué dolor, madre mía! ¡qué dolor más grande! Y cuando llegara el momento de rendirse y entregarse a la corriente sería soportando la culpa de no haber sido capaz de protegerlos, de asirlos debidamente, de retener sus cuerpos junto al mío. Así que, ¿qué más daría la muerte? ¿qué iba a importar ya el tiempo? ¿qué razón quedaría viva? Casi no soporto imaginarlo, no creo que pudiera vivirlo. Ese hombre abrazado al tronco de un árbol viendo como la corriente le arrebata a sus hijos…
Comentarios
Twain excelente escritor.
;-)
Besitos
hasta los grandes se despistan!!!
Felices fiestas y recibe un gran abrazo
Hasta en caricaturas he visto la descripción despistada que hacen de Mark Twain (seudónimo tomado, según reza una versión, de una medida marítima de las barcazas que surcaban el Mississippi). Y de que los genios son distraídos, lo son...de Albert Einstein surgen varias anécdotas en ese sentido.
Saludos cordiales.
Abrazos desde un bosque profundo de Asturias!
Para escribir un Tom Sawyer...¡tenía que ser así !....
cálido saludo.
saludos
Y peor es que muchos confunden a simples despistados con genios!
Así lo plasmó el escritor venzolano Pedro Emilio Coll (Caracas 1872 -Caracas 1947) en su cuento El Diente Roto! Si lo desean, pueden leerlo en: http://www.ficcionbreve.org/cuentos/dienteroto.htm