Khaled y Sara
Khaled
iba cada noche a la tienda del viejo Ahmad. Allí recogía los cartones y la
basura generada y la llevaba a un vertedero a las afueras de Ghamam a cambio de
una libra siria. Con el viejo Ahmad vivía su nieta Sara. Bella y tímida como una
gota de rocío. Dulce como ella sola. Una de aquellas noches, Khaled entró a la
tienda antes de llevarse las inmundicias para hablar con Ahmad. Entonces, vio a
Sara con la hijab sobre los hombros y cepillándose el pelo. Una melena oscura
como la noche cerrada y extensa como el desierto. Sara se percató de la
presencia del chico, se cubrió el cabello apresuradamente y desapareció de
inmediato. Pero Khaled ya estaba calado hasta el tuétano profundo. Khaled
empezó a rondarla a la noche siguiente. La saludaba, le dedicaba piropos y la
invitaba a conversar. Todo ello a espaldas de Ahmad. Así estuvo varias semanas
sin recibir a cambio ni una mísera sonrisa. Ni una mirada. Khaled sabía que si
el viejo se enteraba perdería toda oportunidad de enamorar a Sara y, de paso,
la libra de cada noche. Un día Khaled oyó a un vecino referirse a la nieta de
Ahmad como “la sorda”. Entonces lo entendió todo. Aquella noche, Khaled, antes
de llevarse los desperdicios de la tienda, dejó escrito en la arena: “Me llamo
Khaled” y se fue. Cuando regresó se acercó a su mensaje y encontró: “Lo sé. Yo
Sara”. Así empezó una serie de mensajes escritos. Apenas una frase cada noche,
no más. Todo hasta que un día estalló la maldita guerra. Un crimen. Un grito.
Unos disparos. Una sirena. Unos motores. Un bombardeo. Khaled tiene que huir y
acaba perdido en Turquía. Antes de marchar deja escrito un mensaje en la puerta
de Sara: “Te quiero. Volveré”
Desde
que empezara el conflicto sirio allá por marzo de 2011, se estima que han
muerto más de 270.000 personas. Entre ellas no están Khaled ni Sara. Se cuenta
más de un millón de heridos. Entre ellas tampoco están Khaled ni Sara. Se cree
que existen unas 480.000 personas viviendo en estado de sitio según la ONU.
Entre ellas está Sara. Además, ha generado una aterradora cifra de 4,7 millones
de refugiados desplazados a países colindantes. Aquí contamos a Khaled. Busco
en los datos que registra este conflicto y no veo por ningún sitio cuántos
amores se han roto, cuántos hermanos se ha separado, cuántos abrazos se han
perdido, cuántos amigos se han alejado…cuántos, cuántos, cuántos…
Pero
la historia de Khaled y Sara no se cifra en datos. No sale en las noticias. No
interesa a nadie.
Siria
volverá a la resurgir, algún día, probablemente, pero ya nadie curará las
historias perdidas, nadie leerá la respuesta dejada por Sara.
Nadie. Nada. Nunca. Siria.
Comentarios
No importa el dolor ni el amor, todo lo arrasa y sigue.
Nosotros damos vuelta en la noria de la vida, una, otra y otra vez.
Un buen fin de semana y un abrazo.
Ambar
Recientemente escribía versos heridos por la misma realidad desgarrada.
Saludos
Teresa.
Un saludo
Felicitaciones por cada publicacion!!
Es genial ser parte!
besos